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 El camino de Andrés ‘Turco’ Gil 

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En Valledupar (Cesar) se respira vallenato por todas partes. Es una ciudad rodeada de acordeones, cantos e ilusiones en los niños quienes sueñan con ser los máximos exponentes de este género musical y darse a conocer en todo el mundo.

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Para ello, muchos de estos pequeños acuden a la Academia Andrés ‘Turco’ Gil, la primera academia a nivel mundial en donde enseñan a interpretar la música vallenata. El maestro ‘Turco’ Gil ha dedicado gran parte de su vida a educar jóvenes para convertirlos en artistas integrales, según él “es importante explotar los puntos fuertes de cada persona, pero aún más es formar a alguien en canto, composición, interpretación de instrumentos y adaptar al artista a todo tipo de situación”.

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Andrés Gil nació en Villanueva (La Guajira) y comenzó en el Vallenato a la edad de los siete años, tiempo en el que ya tenía conocimientos en la música y habilidades para los instrumentos de viento como el clarinete y la trompeta. Sin embargo, más adelante comenzaría a interpretar acordeón a tal punto de llegar a ser reconocido como ‘El rey del disonante’, instrumento musical que lo llevó a fundar la academia, debido a que la participación infantil en el Festival de la leyenda vallenata era muy reducida y por medio del acordeón podría impulsar el género con una buena educación y potenciando talentos nacionales e internacionales.

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La acogida que ha tenido el vallenato a nivel mundial causa que gran cantidad de extranjeros visiten la academia y algunos de ellos incluso decidan aprender de la mano del Turco Gil a interpretar un buen vallenato, o algunas de sus vertientes, entre las que se encuentran la puya, el paseo, merengue y el ‘son’ vallenato. Para el maestro Gil, “la academia también se ha enriquecido de las experiencias internacionales al aprender a leer partituras y la técnica europea de manejar el acordeón, lo cual ha aportado considerablemente en el crecimiento de los niños y es una de las razones por las que el vallenato no es únicamente de nosotros los colombianos, sino es algo de todo el mundo”.

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Los Niños del Vallenato, la agrupación infantil de la academia, ha impulsado el género con sus viajes a otras tierras. “Los muchachos donde quiera que van fascinan a todos con su música, dejando atrás la imagen negativa de Colombia, de que solo somos narcotráfico y violencia. Los niños tienen algo bueno que mostrar, como es la cultura vallenata”. Esta agrupación ha tenido la oportunidad de estar en lugares asombrosos como la Casa Blanca, el Palacio Imperial de Tokio, la Casa de la moneda en Chile, conocer Europa y presentarse en escenarios de talla mundial gracias a sus melodías y proyectos musicales.

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El maestro Andrés ‘Turco’ Gil ha buscado dejar en buenas manos el futuro del vallenato, siempre poniendo en primer lugar formar excelentes personas, y después, convertirlos en músicos. Es un camino que ha requerido bastante esfuerzo y sacrificio, pero al día de hoy ha sido elogiado por su aporte a la cultura vallenata, el trabajo con los niños y cómo su labor ha transformado la vida de varias personas. Sin duda es uno de los compositores y maestros que necesita el mundo.

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 Los acordeones de ‘Beto’ 

José Alberto ‘Beto’ Murgas es un investigador, cantante y compositor de la música vallenata. Es director del Museo del Acordeón (Valledupar-Colombia), lugar donde están expuestos algunos de los más exóticos instrumentos, fotografías de juglares y creadores de acordeones, además el espacio hace reconocimiento a los reyes del vallenato y varios artistas que han dejado huella en el género musical.

Alberto Murgas decidió abrir el museo con fines de conservar y mostrar el proceso histórico del vallenato. “El vallenato no es solamente el acordeón, también necesitamos conocer los referentes de esta música, incluso se hace énfasis en Gabriel García Márquez, porque el vallenato no es únicamente un género musical también es literario”.

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El acordeón tuvo sus orígenes hace 3.000 años con el ‘sheng’, un instrumento chino compuesto de bambú y que utilizaba el viento para producir sonidos. “A Colombia, el acordeón llegó como reemplazo de las gaitas indígenas; sin embargo, tuvieron que pasar varias décadas para adecuar el sonido y poder utilizar el acordeón diatónico, que es el empleado para componer vallenato” menciona Beto.

El acordeón diatónico es instrumento líder en el género por su sonoridad, incluso desplazó a algunas bandas en el departamento del Cesar, puesto que tiene varias armonías dentro de su estructura y es capaz de mostrar más de ocho sonidos de los doce existentes para componer música.

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Sin embargo, Murgas tiene una gran variedad de acordeones en su museo, desde acordeones de piano, bandoneones, concertinas y cromáticos. Adicionalmente, tiene otra clase de instrumentos para explicar la evolución que ha tenido el acordeón, como las armónicas, melódicas, gaitas y el sheng.

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Beto Murgas se ha empeñado en conseguir acordeones de todo tipo y marca, incluso dentro de su colección tiene ediciones limitadas como la de Emiliano Zuleta, creada especialmente para él por la compañía alemana Hohner, la edición colombiana también elaborada por dicha empresa y en ocasiones, debido al gran reconocimiento que tiene en el movimiento vallenato, algunos artistas de renombre, como Sergio Luis Rodríguez, regalan una de sus herramientas de trabajo para contribuir a la historia del museo.

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La historia del vallenato no sería la misma sin el acordeón, “es un instrumento que nos representa y trae consigo la cultura vallenata. El espectro sonoro y su musicalidad permiten al artista que componga sin acompañamiento, lo cual es una ventaja, ya que le brinda la posibilidad a los músicos alegrar cualquier evento”.

 Vallenato, la luz de sus ojos 

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Juan David Atencia es un joven ciego de nacimiento, huérfano desde pequeño y quien vivió un poco de su infancia al lado de su abuelo Idelberto Rodríguez, motor para que su nieto emprendiera su camino en la música vallenata.

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Inició a la edad de los cuatro años, para él “la música lo llamó desde muy niño, en ese entonces aprendía las canciones y las cantaba después. Mi abuelo cortaba palos de guayacán, yo los recogía y empezaba a componer ritmos de champeta, vallenato y banda”. Ya más adelante a los seis años llegó a la Academia Andrés Turco Gil donde aprendería a tocar caja (tambor) y el maestro reconociendo su talento le dijo “que no iba a perder su tiempo enseñándole tambor, sino que tenía las cualidades necesarias para interpretar acordeón”.

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Tiempo después su abuelo fallecería y su custodia quedaría en manos del Turco Gil, persona que Juan David ve como un padre y quien ha sacado la mejor versión de sí mismo, potenciando todas sus facetas, a tal punto de convertirse hoy, a sus 19 años, en uno de los mejores cantantes, verseadores y acordeoneros de Valledupar.

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Su sueño es ser reconocido, ser querido por la gente y ganarse su cariño, porque “de nada sirve llegar muy lejos si los demás te miran con malos ojos”. No tiene un ídolo, pero admira la música de Diomedes; sin embargo, considera que actualmente no hay algún artista que represente el género, “ya los únicos compositores grandes que quedan son los maestros y por ahí Silvestre, el ‘Churro’ y el ‘mono’, pero siempre manteniendo la esperanza, tanto ellos como yo, de sacar el vallenato adelante”.

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Atencia ha tenido participaciones en el Festival de la Leyenda Vallenata, se considera un pacifista cuando compite en ‘piquerías’, batallas de versos entre artistas, no obstante, como dice él, “el que busca encuentra, pero eso sí al final le doy la mano a mi rival porque siempre debe prevalecer el respeto y las peleas deben ser así”. Ha tenido apariciones televisivas como en la novela de Diomedes Díaz y en varios documentales de vallenato, experiencias que han llenado su vida artística y pasos de ese gran sueño que tiene.

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Para él, la Academia se convirtió en su segundo hogar, “si alguien quiere encontrarme ya saben que voy a estar aquí”, es un apasionado por la música, practica en sus tiempos libres, incluso a veces se escapa del colegio José Eugenio Martínez para componer, cantar y divertirse al lado de sus compañeros, “la dedicación y entusiasmo que le tiene a la música es algo que lo va llevar muy lejos y a ser uno de los más grandes en la cultura vallenata”, afirma el maestro Andrés Turco Gil.

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